Llegó el verano, aumentan las temperaturas, necesitamos hidratarnos más, nos cuesta dormir por la noche y muchos cambios más. Uno de los efectos más comunes, es que provoca que nuestros alimentos y comidas se echen a perder en menos tiempo.

 Las altas temperaturas se convierten en el enemigo número uno de la conservación de alimentos. La clave para evitar problemas de salud y garantizar una adecuada eficiencia energética reside en conocer y aplicar métodos de conservación efectivos, prestando especial atención a la manipulación de alimentos perecederos como carnes, pescados, huevos, frutas, lácteos y derivados.

Por este motivo, es importante conocer cómo proteger tus alimentos del calor, ya que, pueden provocar la aparición de bacterias y gérmenes que podrían perjudicar su calidad y perder por completo sus nutrientes.

Además de  que contribuye a reducir el desperdicio de comida, alargando la vida útil de los productos y asegurando un consumo preferente más reciente, este conocimiento también previene las intoxicaciones alimentarias.

En el blog de www.electronow.es te contamos cómo proteger tus alimentos de la mejor manera, y contrarrestar los meses de mucho calor.

11 consejos para cuidar tus alimentos:

  • 1. Lo principal es incrementar la limpieza de nuestra cocina y espacios donde almacenamos nuestros alimentos, como el frigorífico, por ejemplo. Además, es importante adoptar hábitos que favorezcan la eficiencia en el uso de los electrodomésticos. Por ejemplo, evitar abrir la nevera en exceso para no alterar la temperatura interior, no colocar alimentos calientes en el frigorífico y asegurarse de que haya espacio suficiente entre los alimentos para que el aire frío circule correctamente
Cómo conservar tus alimentos en verano
  • 2. Al terminar de cocinar, deja enfriar tu comida e inmediatamente refrigérela. Si sabes que no estarás en casa o que tardarás días en consumirlo, lo mejor será que optes por congelarlo, antes de dejarla en el olvido de la nevera. Una práctica recomendable es consumir alimentos y platos cocinados en pocas cantidades y en el mismo momento, evitando dejar sobras de comida. Sin embargo, si esto no es posible, congelar las sobras es una opción viable. Para ello, es aconsejable introducir los alimentos en un recipiente adecuado, anotando la fecha de cocinado, y asegurarse de que los envases estén herméticos y alejados de fuentes de calor o del sol directo.
  • 3. Si tienes planeado un día de campo, lleva tu comida en recipientes herméticos y en una cesta o nevera limpia y fresca.  Utilizar envases herméticos es una medida eficaz para preservar la calidad de los alimentos y evitar que se mezclen olores y sabores en la nevera. Además, almacenar los alimentos en envases permite organizar mejor el espacio y asegurar que los alimentos no se expongan a fuentes de calor o luz solar directa, condiciones que aceleran su deterioro.
  • 4. Protege los restos: Si queda comida y no quieres desperdiciarla, cámbiala a un recipiente de plástico o de cristal y guardarlo en el frigorífico.
  • 5.Cuando hagas la compra, procura utilizar bolsas isotérmicas en los alimentos que sean frescos o congelados, así evitarás romper la cadena de frío. Al llegar a casa estos mismos alimentos deben ser los primeros en guardarse.
  • 6. Revisa la fecha de caducidad de tus alimentos antes de guardarlos e intenta tenerlos a mano para consumirlos antes de su vencimiento.
  • 7. Utiliza las zonas más frías del frigorífico para almacenar las carnes y pescados. Las frutas puedes colocarlas en la zona más templada.  Es crucial mantener todos los alimentos a temperaturas propias que impidan o minimicen el crecimiento de microorganismos que puedan provocar su deterioro. Los alimentos crudos deben mantenerse separados de aquellos cocinados, evitando la contaminación cruzada. Es importante tener en cuenta que ciertos tipos de alimentos favorecen el crecimiento de microorganismos más rápidamente que otros, por lo que la temperatura ambiente no es un aliado en la conservación de platos preparados, sobras de comida o alimentos frescos.
  • 8. Para descongelar de forma segura tus alimentos, debes colocarlos dentro del frigorífico hasta que logre un estado menos sólido. O puedes utilizar el microondas para descongelar y enseguida cocinarlo o consumirlo. Si son pocas cantidades, puedes cocinarlo directamente sin necesidad de pasar por el proceso de descongelación.
  • 9. Limpia las frutas y verduras antes de guardarlas. El manejo adecuado de alimentos es fundamental para prevenir intoxicaciones alimentarias. Esto incluye lavar bien verduras y frutas, especialmente si se van a consumir crudas, y asegurarse de que los productos cárnicos y del mar se cocinen a temperaturas adecuadas para eliminar microorganismos nocivos.
  • 10. Si tienes dudas de la caducidad de algún alimento, te recomendamos desecharlo. Podría causar malestar o provocar que el resto de los alimentos se echen a perder también. Recuerda que podría tener microorganismos perjudiciales para el consumo.
  • 11. No guardes alimentos cerca de canales de aire como ventilador ni sensores en el interior del frigorífico, los alimentos pueden obstruir la circulación del aire y hacer que se pierda eficacia en el enfriamiento.

En resumen, conservar alimentos en verano requiere de una combinación de buenas prácticas de higiene, uso adecuado de envases y métodos de conservación, y una gestión eficiente de los electrodomésticos. Aplicar estas recomendaciones no solo garantiza la seguridad alimentaria, sino que también contribuye a una mayor eficiencia energética y a la reducción del desperdicio de alimentos.

Cuál es la mejor temperatura para guardar la comida

¿Cuál es la mejor temperatura para guardar la comida?

Mantener la comida a la temperatura adecuada es crucial para preservar su frescura, sabor y, lo más importante, para garantizar la seguridad alimentaria. La correcta refrigeración de alimentos es un pilar fundamental en la prevención de intoxicaciones alimentarias y en la prolongación de su vida útil. Pero, ¿cuál es la mejor temperatura para guardar la comida?

Para responder a esta pregunta, es esencial distinguir entre refrigeración y congelación, ya que cada método tiene su rango de temperatura óptimo. 

En términos generales, conviene mantener en la nevera, la zona de carnes y pescados entre 2º y 8ºC. Esta temperatura es lo suficientemente baja para ralentizar el crecimiento de la mayoría de los microorganismos patógenos, pero lo suficientemente alta para evitar que los alimentos perecederos, se congelen y se estropeen.

Por otro lado, es recomendable tener en estos meses el congelador por debajo de los -18ºC  (0°F) o menos. A estas temperaturas, el crecimiento de microorganismos se detiene por completo, lo que permite conservar los alimentos durante meses o incluso años, dependiendo del tipo de alimento. Sin embargo, es crucial recordar que, aunque la congelación preserva la seguridad alimentaria, la calidad organoléptica de algunos alimentos puede verse afectada si se almacenan congelados durante demasiado tiempo.

Por lo general la zona más fría de la nevera es la más cercana al congelador, si hablamos de frigorificos dos puertas, o si hablamos de frigoríficos combi están encima del cajón de frutas y verduras.

Es igualmente importante evitar el «sobrecalentamiento» del frigorífico o congelador. Un aparato sobrecargado tiene que trabajar más para mantener la temperatura adecuada, lo que puede llevar a una mayor fluctuación de la temperatura y un mayor consumo de energía. Por ello, asegurar un buen flujo de aire en el interior y no llenar en exceso los compartimentos son prácticas recomendadas para mantener una temperatura estable y una eficiencia energética óptima.

Si no sabes cómo regular la temperatura de tu frigorífico, aquí te contamos cómo hacerlo. Si tienes un frigorífico antiguo, posiblemente en el fondo del aparato encontrarás una ruleta, con la que tendrás posibilidad de regularlo. Puedes consultar con el manual de tu nevera para comprobar los rangos de temperatura.

En los frigoríficos modernos, el ajuste de temperatura puedes cambiarlo desde un control display que encuentras en el interior o exterior del aparato, te mostrará digitalmente la temperatura actual de cada zona del interior de la nevera, además de poder bajar la temperatura.

En resumen, la mejor temperatura para guardar la comida es de 4°C o inferior en el frigorífico y de -18°C o inferior en el congelador. Estas temperaturas aseguran una conservación óptima de los alimentos, minimizando el riesgo de crecimiento de microorganismos y manteniendo la calidad de los productos. Recordar y aplicar estos simples consejos no solo contribuirá a una alimentación más segura y saludable, sino que también ayudará a reducir el desperdicio de alimentos y a optimizar el uso de los electrodomésticos, alineándose con una vida más sostenible y consciente.

¿Envasar al vacío ayuda a conservar los alimentos?

Envasar al vacío emerge como una estrategia esencial en la batalla contra el deterioro de alimentos, especialmente durante las estaciones cálidas. Esta práctica ayudará a alargar el tiempo de vida de los alimentos. y también mantiene intactos sus valores nutricionales, sabor y textura.  Al no estar en contacto con el aire, los sabores y aromas se mantienen intactos, y se previene la transferencia de olores en el frigorífico. En un verano donde las altas temperaturas favorecen el crecimiento de microorganismos, el envasado al vacío se posiciona como un aliado infalible en la conservación de alimentos.

Utilizar envasadores al vacío elimina el oxígeno del paquete, creando un ambiente donde así evita que las bacterias Y microorganismos aparezcan, crezcan y se multipliquen  o se vean significativamente limitados. Esta técnica resulta ideal para una amplia variedad de alimentos, desde carnes y pescados hasta verduras, frutas, lácteos y derivados, e incluso platos preparados. Al reducir la presencia de oxígeno, se evita la oxidación y se retarda el proceso de descomposición, manteniendo los alimentos frescos por más tiempo. Envasar tus comidas al vacío, puede aumentar hasta cinco veces su conservación y sus nutrientes.

 También es una herramienta poderosa para minimizar el desperdicio de comida, permitiendo comprar o cocinar en mayores cantidades y almacenar para su uso futuro.

Además, si eres de las personas que tiene poco tiempo para cocinar o eres muy práctica, congelar tus alimentos te ayudará a ahorrar tiempo, porque solo tendrás que descongelar tu comida y disfrutarla como si estuviese recién hecha, sin tener que desperdiciar o acumular comida de días anteriores en el frigorífico.

La eficiencia energética es otro de los puntos a favor del envasado al vacío. Al permitir una mejor organización y almacenamiento en el frigorífico o congelador, se optimiza el espacio y se asegura un funcionamiento más eficiente de estos electrodomésticos. Además, al poder conservar los alimentos por más tiempo, se reduce la frecuencia de compras y se ahorra en el consumo energético asociado a desplazamientos y refrigeración.

En conclusión, el envasado al vacío se presenta como un método de conservación superior, alineado con las necesidades de eficiencia, salud y sostenibilidad en la cocina moderna. Su capacidad para mantener los alimentos en óptimas condiciones durante más tiempo lo convierte en una inversión valiosa, especialmente en verano, cuando conservar la frescura y calidad de los alimentos se convierte en un desafío mayor. Con esta técnica, se garantiza no solo la seguridad alimentaria, sino también el disfrute de productos con todo su sabor y nutrientes, contribuyendo a un estilo de vida más saludable y consciente.